Tener ganas de llorar y no hacerlo por miedo. Miedo a empezar y no parar, a que te vean, a que no entiendan el porqué, a hacer sentir mal a los demás por tus lágrimas, a sentirte débil ante otros. Miedo. Que te hace acumular sentimientos, hasta que explotas. Y aunque explotes acabas cometiendo el mismo error de siempre: cortar el grifo antes de tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario