Estoy segura de que en algún momento todos nos hemos arrepentido por haber hecho o haber dejado de hacer algo. Pero si te fijas bien, eso de arrepentirse es un callejón sin salida, imagínate:
Un día cualquiera tienes la oportunidad de tirarte en paracaídas. Supongamos que aceptas, y a la hora de abrir el paracaídas algo falla, no se abre, te asustas. Meses después te despiertas en un hospital y te dicen que llevas todo ese tiempo en coma por la trágica caída. ¿Qué pasa entonces? Te arrepientes.
Imagínate ahora que por miedo o inseguridad no hubieses aceptado, puede que no vuelvas a tener esa oportunidad en tu vida. Te arrepientes igual.
Tomes la decisión que tomes tienes la opción de arrepentirte pero, ¿de qué sirve? La vida está para vivirla, si te arrepientes de cada uno de los pasos que das o dejas de dar pierdes el tiempo. ¿Qué más da si aquella decisión fue la correcta o no? Fue la que tomaste tú, la que viviste y la que no olvidarás. Una experiencia más para el bolsillo. Tú eliges tus experiencias, no te lamentes después, ellas definen tu vida.
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